Desde hace varios años se ha venido discutiendo sobre la necesidad de una reforma laboral estructural en Colombia con el fin de flexibilizar el mercado laboral, con el objetivo de eliminar las rigideces de carácter legal que desafortunadamente se han convertido en una barrera para el empleo formal.
En la actualidad estamos viviendo un hecho sin precedentes con el Covid-19, con sus respectivas implicaciones como la incertidumbre de no saber a ciencia cierta su duración y los métodos más efectivos para enfrentar la pandemia. En este sentido, es necesario reconocer el gran esfuerzo realizado por el Gobierno Nacional para afrontar una crisis de grandes magnitudes, así como el trabajo de los gremios y empresarios que, pese a estar navegando en aguas desconocidas, han dado los mejor de sí para encontrar la salida a esta problemática.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación, han surgido propuestas supremamente inconvenientes desde el Congreso como rentas básicas universales, eliminación de los registros de las centrales de riesgo, incrementos del salario mínimo por encima de la inflación y recientemente la reducción de la jornada laboral. Este tipo de propuestas son inconvenientes de acuerdo con la realidad actual, dado que el margen fiscal del Gobierno es bastante escaso y el tejido empresarial está pasando por un momento difícil; ante este tipo de medidas, sin duda alguna, los empresarios serían los más afectados, lo cual tendrá efectos directos sobre el mercado laboral en términos de la generación de empleo, formalidad laboral y generación de riqueza.
Este proyecto de Ley que tiene como propósito disminuir la jornada laboral, es un tema bastante sensible al igual que la discusión sobre el salario mínimo, remarcando que en Colombia la informalidad laboral representa cerca del 55% de la fuerza laboral y este tipo de medidas infortunadamente generan rigideces en el mercado laboral, que impiden la creación del empleo formal como por ejemplo cuando hay incrementos desmesurados en el salario mínimo sin tener en consideración el componente de la productividad laboral y la productividad total de los factores.
La reducción de la jornada laboral implica necesariamente costos más altos y por ende más rigideces a un mercado laboral demasiado complejo como el colombiano. De esa forma, dicha reducción se traduce en salarios más altos sin sustentos en el incremento de la productividad y por esa vía, podríamos suponer efectos negativos en los niveles de ocupación. Sobre estas ideas, sería de esperarse que la reactivación del mercado laboral debería suponer mayor flexibilidad de este; sin embargo, este proyecto realmente implica más trabas y dificultades para los empleadores.
Reducción de la jornada laboral.
La reducción de la jornada laboral en Colombia tendría un gran efecto sobre el mercado laboral del país. Por ejemplo, al realizar un simple ejercicio descriptivo a nivel de las 23 cabeceras municipales, se puede afirmar que cerca de 8,5 millones de trabajadores, trabajan más de 40 horas a la semana.
Gráfica 1. Proporción de ocupados que trabajan más y menos de 40 horas a la semana 23 cabeceras municipales enero a octubre 2020.