La dinámica reciente de la economía nacional presenta algunos síntomas poco favorables. Durante el primer trimestre del año el PIB creció un 2,8%, si bien esta cifra se encuentra por encima del promedio regional, está por debajo del crecimiento potencial de la economía, el cual es de un 3,6%. Este crecimiento es una medida bastante interesante dado que indica cuál debe ser la tasa necesaria para que una economía sea capaz de generar empleo y satisfacer las necesidades de la población.
El comportamiento del mercado laboral durante el presente año ha sido poco favorable, la tasa de desempleo se encuentra por encima de los dos dígitos y la tendencia durante los dos últimos años ha sido la reducción de puestos de trabajo. Para el mes de mayo de 2019 la tasa de desempleo llegó a 10,5%, en comparación con el año anterior se registra un incremento de 0,8 puntos porcentuales. Los resultados recientes del mercado laboral muestran un debilitamiento de la actividad económica, lo cual incide negativamente en la calidad de vida de los hogares.
Otro aspecto relevante es el financiamiento del Gobierno Nacional, las fuentes de recaudo efectivas como los impuestos sobre los empresarios no son recomendables de acuerdo con la coyuntura actual de la economía colombiana. El Gobierno tiene una gran encrucijada: se necesita una respuesta contundente sobre el cómo se recaudarán los recursos necesarios para el cumplimiento de las obligaciones contraídas como los gastos de funcionamiento del Estado, la inversión en infraestructura y en programas sociales. Cabe mencionar que la relación deuda/PIB se ha incrementado, manifestándose en peores calificaciones de riesgo del país, por consiguiente, existe la posibilidad de que se presenten fugas de capitales hacia otros países con menor riesgo.
La situación se vuelve más compleja con las dinámicas recientes del mercado cambiario, en los últimos meses el peso colombiano se ha devaluado con respecto al dólar, incluso ha superado la barrera de los 3.300 pesos. Para el caso de Colombia, normalmente se relaciona este valor con el mercado del petróleo, la relación es muy sencilla puesto que la economía colombiana se ha caracterizado, históricamente, por ser altamente dependiente de bienes primarios como el petróleo y el café, los cuales generan grandes flujos de divisas gracias a las exportaciones, creando una mayor oferta de dólares en el mercado doméstico. Por lo tanto, si hay una mayor cantidad de dólares circulando en la economía el precio será mucho menor.
En los últimos años las exportaciones de bienes primarios se han disminuido drásticamente, en gran medida por el desplome en los precios del petróleo, con sus respectivas implicaciones negativas como por ejemplo un menor nivel de ingresos en las arcas del Gobierno Nacional y una menor cantidad de dólares circulando en el mercado doméstico, lo cual conlleva un incremento en la tasa representativa del mercado (TRM). Este año las exportaciones mostraron buenas señales en abril y mayo, sin embargo, el déficit comercial es de US$3.642 millones entre enero y mayo del presente año. Por lo tanto, es necesario remarcar la necesidad de diversificar y transformar la canasta exportadora, para mitigar el grado de exposición de la economía ante choques externos.
Colombia es un país altamente dependiente del mercado petrolero, si bien en los últimos meses el precio de este bien se ha incrementado, es por presiones en la oferta, las cuales se explican por las caídas en la producción en Venezuela e Irán y no debido a un incremento en la demanda mundial. El peso colombiano no ha reaccionado al alza como solía hacerlo ante la subida en los precios del petróleo, sino que por el contrario se ha depreciado. Las razones fundamentales pueden estar explicadas en la existencia de desequilibrios macroeconómicos.
En Colombia se presentan los déficits gemelos, es decir, déficit fiscal y de cuentas externas (cuenta corriente) en un año en el cual el precio del petróleo fue alto como en 2018. El déficit en cuenta corriente bordea cerca del 4,6% como proporción del PIB durante el primer trimestre de 2019. La relación del dólar con el petróleo en los últimos años es diferente, lo que sucede es que Estados Unidos ha pasado de ser un gran importador a ser un exportador de petróleo con la revolución del esquisto. Ya no es netamente un importador, la economía de este país se acelera en los momentos en los cuales sube el precio de este recurso natural y eso ha quebrado la relación de la moneda estadounidense.
Para finalizar, es importante mencionar un mal endémico de la economía colombiana como lo es una baja productividad. Las estimaciones de la Productividad Total Factorial entre el año 2000 y 2016 muestran un aporte muy bajo al crecimiento económico. Esto pone en evidencia un problema muy complejo, en el sentido en que las estructuras productivas de la economía no van a estar en capacidad incorporarse en las cadenas globales de valor.