Según la última información suministrada por el DANE en el 2017 el 26,9% de la población colombiana estaba en condición de pobreza monetaria, es decir, personas con ingresos mensuales promedio por debajo del $250.620, mostrando una reducción de -1,1 pp con respecto al 2016 y de -22,8 pp desde el 2002. Este porcentaje representa que en Colombia existen más de 12 millones de personas en situación de pobreza monetaria. Esta misma cifra para las cabeceras urbanas fue de 24,2% (cerca de 8,9 millones de personas) y para los centros poblados y rural disperso igual de 36% (aproximadamente 3,9 millones de personas), registrando igualmente reducciones de -0,7 pp y -2,6 pp respectivamente. En este contexto, Manizales y Pereira se ubican entre las cinco ciudades con los índices más bajos de pobreza monetaria en Colombia, junto con Bucaramanga, Bogotá y Medellín.
En el caso de Manizales, la incidencia de pobreza monetaria fue de 13,8%, registrando una reducción de -0,8 pp frente al 2016 y de -22,8 pp desde el 2002; mientras en el caso de Pereira la cifra de pobreza monetaria se ubicó en 12,7%, registrando una disminución significativa de -3,7 pp, la más alta entre las 23 ciudades y áreas metropolitanas, reflejando la buena situación en la economía de la capital risaraldense que finalizó el 2017 con importantes reducciones en el desempleo. Frente al 2002, la disminución ha sido de -20 puntos porcentuales. Caso contrario sucede con Armenia, registrando una pobreza monetaria del 22,7%, ubicándose en el puesto 13 a nivel nacional, lejos de la dinámica del Eje Cafetero, pero aun así mostrando mejoras, con reducciones de 2,4 pp con respecto a 2016 y -11,9 pp frente al 2010.
En el contexto nacional, frente a las cifras reportadas en 2016, las ciudades con los mayores avances en la lucha de la pobreza monetaria fueron Pereira, Sincelejo, Montería, Pasto, Armenia, Popayán, Santa Marta y Valledupar, con disminuciones por encima de 2 puntos porcentuales; y las ciudades que registraron un retroceso fueron Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cúcuta, Ibagué y Riohacha, con aumentos en la pobreza monetaria de 0,8 pp, 1,4 pp, 0,1 pp, 0,1 pp, 1,1 pp y 1,4 pp respectivamente.
Finalmente se publican las cifras de desigualdad económica, utilizando el coeficiente de Gini, el cual muestra cifras entre 0 y 1, siendo 0 una perfecta igualdad de ingresos y 1 una perfecta desigualdad, en donde una persona concentraría el 100% de los ingresos. En el caso colombiano, este es un indicador bastante estructural, como pocos avances en los últimos años. Para el 2017, este coeficiente fue de 0,508, -0,009 pp con respecto al 2016 y -0,064 pp frente al 2002. A nivel de ciudades, Bogotá, Quibdó y Riohacha son las ciudades más desiguales del país, con coeficientes de 0,498, 0,531 y 0,524 respectivamente, mientras aquellas con menor desigualdad son Bucaramanga (0,406), Cúcuta (0,426) y Pereira (0,401). En cuanto a las disminuciones frente al 2016, se destacan Manizales, Tunja y Florencia, con reducciones de -0,023 pp, -0,030 pp y -0,023 pp respectivamente.
Es importante subrayar que el monitoreo y seguimiento de estas cifras no se debe convertir en un simple paisaje en los territorios. Recordemos que la lucha contra la pobreza hace parte integral de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) para el 2030. De hecho, en el escenario nacional, el pasado 15 de marzo se aprobó el documento CONPES (Consejo Nacional de Política Económica y Social) 3918 sobre Estrategia para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Colombia (consultar el documento aquí) con el objetivo de “definir la estrategia de implementación de los ODS en Colombia, estableciendo el esquema de seguimiento, reporte y rendición de cuentas, el plan de fortalecimiento estadístico, la estrategia de implementación territorial y el mecanismo de interlocución con actores no gubernamentales”. Esto sin duda representa un primer paso en el reconocimiento de la urgencia del cierre de brechas socioeconómicas en las regiones y la voluntad de entrar en el camino del desarrollo y el progreso de los países con las mejores prácticas mundiales.
Adenda. La pobreza monetaria ocurre cuando el ingreso mensual por persona de un hogar se sitúa por debajo de la línea de pobreza monetaria, que en el caso de las ciudades y áreas metropolitanas es de $275.884 per cápita para el 2017. Esta cifra corresponde al valor monetario de una canasta de bienes y servicios necesarios para cumplir las necesidades básicas de una persona.
Estudios Económicos
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