El proceso de globalización ha traído consigo nuevas dinámicas económicas, políticas y sociales que han dado un giro importante a la forma de entender el mundo, y en muchos aspectos los gobiernos y, especialmente los formuladores de políticas públicas, se han quedado atrás y no han logrado estar al mismo ritmo de cambio, en gran parte debido a la existencia de estructuras institucionales poco flexibles. Si bien el reto de las políticas es bastante grande, al tener problemas de retraso inherentes al proceso de formulación y ejecución de las mismas, en muchas ocasiones se ha dado por hecho lo obvio y se omiten detalles en las fases de diagnóstico, quizás muy ligado a la falta de rigor y compromiso de estos con los estudios y las investigaciones.
Esta reflexión nos deja los economistas Abhijit Banerjee (nacido en Calcuta, India en 1961) y Esther Duflo (nacida en Paris, Francia en 1972) en su libro Repensar la pobreza: un giro radical en la lucha contra la desigualdad global (Taurus, 2012), en donde haciendo un acercamiento a los pobres alrededor del mundo, muestran que el crecimiento económico no es suficiente para acabar con la pobreza y la desigualdad económica, y que las acciones de los gobiernos en diversas ocasiones se fundamentan en preconceptos errados que no responden a la realidad.
A pesar de las reducciones importantes en el tema de la pobreza a nivel mundial, nacional y local, este tema continúa siendo una problemática de talla internacional, con afectación en unos territorios más que en otros, pero que tiene un común denominador: el desconocimiento profundo del tema. Si se toman las cifras de Pobreza y Condiciones de Vida del DANE, desde el año 2002 la pobreza monetaria disminuyó en el país en 21,9 puntos, pasando de 49,7% en 2002 a 27,8% en 2015, pero su evolución no ha sido homogénea en todo el territorio nacional. Los departamentos con mayores disminuciones, por encima al total nacional, en el mismo periodo han sido: Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Nariño, Santander y Sucre y aquellos departamentos “menos pobres”, a cifras de 2015, son en su orden Bogotá y Cundinamarca, Santander, Meta, Valle del Cauca, Risaralda, Antioquia y Atlántico. Este mismo fenómeno de “regionalización de cifras” sucede con el tema de la desigualdad económica. Los departamentos más desiguales, a cifras de GINI de 2015, son Chocó (0,598), La Guajira (0,551) y Huila (0,536) y, los menos desiguales son Cundinamarca (0,438), Atlántico (0,440) y Risaralda (0,461). Esto sugiere que en algunos departamentos las dinámicas son distintas y, por este motivo, las políticas locales de cada territorio son fundamentales para luchar en contra de esta situación.
Este fenómeno de realidades dispares se extiende a alrededor del mundo y es uno de los mensajes de fondo del libro de Banerjee y Duflo, donde manifiestan la incoherencia de los gobiernos en la aplicación de políticas comunes a regiones cultural y económicamente diversas. Los autores hacen hincapié en la importancia que tiene la fase de diagnóstico en la construcción de políticas públicas coherentes con las necesidades y problemáticas de una sociedad, en donde métodos como los Experimentos Sociales Controlados (ESC) son un instrumento muy eficaz para la evaluación de políticas y validación de medidas a emprender en pro del desarrollo económico de una localidad.
El libro solo aborda el tema de la pobreza, pero sin duda es un llamado generalizado a los gobiernos, para evaluar sus métodos de formulación de políticas de desarrollo y poner en el centro del debate económico, político y académico la ausencia de conexión entre la política pública y la investigación y la importancia que esta última tiene en un contexto actual de sociedad del conocimiento.
Área de Investigaciones Socioeconómicas
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