La semana pasada el DANE publicó los resultados del comportamiento de la economía nacional para el primer trimestre del año y, como se esperaba el aparato productivo muestra síntomas de desaceleración. Para el primer trimestre el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia creció el 2,5%, 0,2 puntos porcentuales menos que el primer trimestre de 2015 y 4,0 puntos porcentuales menos frente al mismo trimestre de 2014, lo que ratifica el ciclo contractivo que está experimentado el país desde el año 2014. Incluso el crecimiento oficial reportado por el DANE muestra que las proyecciones del Gobierno Nacional han sido bastante optimistas y el presente año Colombia profundizará su desaceleración, a causa principalmente de los choques externos de oferta que se han trasmitido a todo el sistema a través del comercio exterior.
Si se analiza las cifras de evolución del PIB por principales ramas de actividad económica es evidente que los sectores más golpeados por la coyuntura han sido la explotación de minas y canteras, que tuvo un crecimiento del -4,6% para el primer trimestre, y la agricultura, que creció apenas el 0,7%, comparado con el 2,2% del mismo trimestre del año anterior. Estos dos sectores han sido fuertemente afectados por la caída en el precio del petróleo, los fenómenos climáticos y la profunda devaluación real del peso. En la agricultura, tanto el cultivo de café como el cultivo de otros productos agrícolas mostraron crecimientos negativos, del 3,7% y del 5,4% respectivamente; mientras que, en el sector de minas y canteras, la extracción de carbón mineral alcanzó un crecimiento del -7,3% y la extracción de petróleo del -5,9%.
Otros sectores que mostraron síntomas de reducción fueron el comercio, hoteles y restaurantes y las actividades financieras, inmobiliarias y servicios a las empresas, los cuales crecieron en este primer trimestre 2,7% y 3,8% respectivamente, con reducciones del 1,8 y 1,0 puntos porcentuales en comparación con el primer trimestre del 2015.
Por su parte, actividades que crecieron por debajo de 2%, fueron el sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones, que creció el 1,8%, y el sector de servicios sociales, comunales y personales, que presentó una variación del 1,7%. El transporte terrestre y los servicios de salud de mercado fueron los más afectados.
Finalmente, los sectores que apalancaron el crecimiento del país en el primer cuarto del año fueron la industria manufacturera y la construcción. Los dos mostraron una recuperación, el primero por encima de los 7 puntos porcentuales y el segundo sobre los 2 puntos. La industria paso de un crecimiento negativo del 2% en el primer trimestre de 2015 a un crecimiento positivo del 5,3% para este trimestre. Por su parte, la construcción paso de crecer el 3,1% al 5,2%. La construcción estuvo jalonada principalmente por la construcción de edificaciones (10,9% para este trimestre) dentro de la industria, destaca la fabricación de productos de la refinación del petróleo (20,6%), fabricación de productos metalúrgicos básicos (8,4%), fabricación de otros productos minerales no metálicos (7,7%), transformación y fabricación de productos de madera (15%), elaboración de bebidas (16,5%) y elaboración de productos de café (8,1%).
En el agregado nacional, la construcción y la industria manufacturera aglutinan el 19% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que seguirán siendo sectores decisivos para la evolución de la economía nacional durante el resto del año. La agricultura y el sector de minas y canteras alcanzan el 13%, por lo que su fluctuación adversa, debido la coyuntura económica, continuará teniendo un efecto importante. El resto de actividades se concentra en el comercio (12% del PIB) y servicios de diversa índole, donde las actividades financieras, inmobiliarias y de servicios a las empresas agrupan el 20% y los servicios sociales, comunales y personales el 15%. En todas estas (servicios en general y comercio), la tendencia trimestral desde el 2015 es a la baja, lo que pone de manifiesto que la economía nacional difícilmente crecerá por encima del 3% este año y que el único motor visible, hasta el momento, es la industria, seguida de la construcción en menor medida. El Gobierno Nacional, como autoridad de política económica, y el Banco de la República, como autoridad de política monetaria, debe contemplar con juicio esta situación y tomar medidas de choque que prevengan fenómenos recesivos en el mediano plazo (como por ejemplo la existencia paralela de déficit fiscal y déficit comercial) y llevar a cabo esfuerzos en materia de políticas industriales, agrarias y comerciales estructurales, en concordancia con el panorama económico mundial.