El pasado 15 de agosto fue presentó el Índice Mundial de Innovación 2016, una publicación conjunta de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual-OMPI, la Universidad Cornell y el INSEAD, que clasifica los resultados de la innovación de 128 países y economías de distintas regiones del mundo, sobre la base de 82 indicadores, y examina la incidencia de las políticas orientadas a la innovación en el crecimiento económico y el desarrollo.
¿Cómo le fue al país y a la región?
En este ranking Colombia se ubica en el puesto 63 a nivel mundial y es la quinta economía de la región, por debajo de Chile, Costa Rica, México y Uruguay. Los líderes a nivel mundial se concentran en economías de ingresos altos y desarrolladas, destacándose economías emergentes como China y Malasia que se posicionan en los puestos 25 y 35 respectivamente en el contexto global. Entre el grupo de países de ingresos bajos resaltan Ruanda, Mozambique y Camboya en los puestos 83 ,84 y 95 a nivel mundial.
Al entrar al detalle del índice por perfil de países se muestra que Colombia obtiene los mejores resultados en infraestructura (puesto 35), donde incluye variables relacionadas principalmente con las tecnologías de la información y las comunicaciones; y sofisticación de mercado (puesto 40), que incluye el desarrollo del mercado crediticio, el mercado de inversión y capitalización y la competencia y escala del mercado. Sin embargo, no sale bien calificado en investigación y capital humano (puesto 80), debido a temas de baja inversión en I+D (investigación y desarrollo), gasto en educación y calidad educativa; y conocimiento y tecnología (puesto 82), que está relacionado con la creación de conocimiento (patentes, artículos científicos, etc.) y su impacto económico y difusión en el sistema económico nacional.
El informe deja concluir aspectos muy importantes de políticas de crecimiento y desarrollo económico al interior de los países. Las economías de todo el mundo deberían abordar el tema de la innovación como un instrumento de política económica estructural que sirva de escape al escenario actual de bajo crecimiento mundial, donde se necesita una nueva generación de instituciones públicas y privadas con pensamiento más fresco y flexible que permitan el desarrollo armónico de sistemas de innovación y fomenten paralelamente espacios para la generación de emprendimientos que dinamicen el entorno empresarial, entendiendo que no existe una receta única para todos los territorios y que la heterogeneidad es una característica intrínseca al mismo proceso de innovación. Para América Latina, el reto es mucho mayor, ya que debe afrontar los vientos de debilitamiento al interior de sus economías junto con los choques externos internacionales, altamente relacionados entre sí, y maniobrar con ambientes sociales y políticos de gran alcance con realidades dispares entre países.
La innovación es un factor determinante del crecimiento económico a largo plazo de los países y por esto cualquier política de desarrollo económico en un país debe contener este componente en toda sus dimensiones y niveles de acción.
El documento completo The Global Innovation Index 2016 se puede consultar dando clic aquí.
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