La búsqueda y el crecimiento de clientes en el exterior, es un objetivo de alto valor para las compañías colombianas, ya que permite diversificar los riesgos locales y poner de frente la productividad y la competitividad, tanto de los productos como de los procesos.
Exportar tiene un efecto profundo al interior de la empresa porque permea transversalmente las áreas logísticas, comercial, mercadeo, legal, producción y por supuesto, financiera; generando además, una dinámica y creación de conocimiento y capacidades deseable en los equipos de trabajo
Los términos de pago con pagadores internacionales deben ser analizados a la luz de los ciclos de producción, despacho, tránsito y entrega, lo que significa tener mayores necesidades de caja para cubrir el capital de trabajo que requiere este crecimiento.
Bajo la óptica de la eficiencia financiera, hay herramientas que pueden ayudar a cubrir de manera complementaria con soluciones tradicionales, los periodos negativos de caja o las necesidades estructurales para operar. Una de estas soluciones es el “Factoring internacional o factoring para exportaciones”, entendido más que como un cupo que se otorga para el emisor y donde este hace parte de un endeudamiento aprobado, como la negociación de facturas de exportación donde el cupo depende de la calidad del pagador.
Con esta figura poco conocida, pero que ha ido tomando relevancia en los últimos años, también han llegado al mercado colombiano instituciones con amplia trayectoria y capacidad de evaluación crediticia internacional, que ofrecen esquemas donde con carteras de exportaciones diversificadas, tanto en países destino como en pagadores y la financiación de ventas al exterior de manera recurrente; se convierte en una solución al alcance de las empresas que no afectan sus cupos locales.
Dichas empresas son evaluadas no desde su desempeño financiero, sino desde su capacidad de venta y desde su mantenimiento de clientes, basado en las entregas confiables, en la calidad de condiciones y en la confianza dentro de una cadena de suministro.
En este sentido, todo puede funcionar normal si hay condiciones como: valores mínimos mensuales de ventas, tipos de producto o servicio exportado, calidad en los mismos y garantía de la recepción del producto en las condiciones óptimas; esto hará posible el pago de la factura, la localización de los pagadores, entre otros aspectos que cada compañía evalúa.
Sin duda alguna, es un producto que ha demostrado ser viable tanto operativa como financieramente, además aplica para todos los sectores, incluso en servicios, y se vuelve una herramienta que combina a la perfección con otras opciones financieras.
Finalmente, y sabiendo que la tasa de interés es uno de los determinantes más relevantes para los gerentes financieros y que es la pregunta que todos hacemos al inicio de cualquier negociación, hay que tener claro que puede ser tan competitiva como las mismas condiciones de pagadores y hay que asegurarse de que los volúmenes y la recurrencia se pongan sobre la mesa.
Esta alternativa tendrá determinantes locales e internacionales cuando de entidades del exterior se trate y pocas veces tendrá comisiones adicionales que se vuelvan sorpresa en el cálculo final. Entonces, abrir la puerta a estas alternativas, estar dispuestos a tener la discusión y más importante aún, entender el esquema como parte de una estrategia de financiación responsable, puede ser el primer paso para integrar el relacionamiento bancario internacional.