Un comienzo de año con alta inflación en Manizales y Colombia

En días recientes el DANE publicó los resultados del índice de precios al consumidor-IPC para el mes de marzo de este año. Tal como se esperaba, la variación del IPC se mantuvo en niveles altos como los registrados desde finales del año anterior y es evidente que las expectativas de inflación aún no logran anclarse del modo que desea el Banco de la República, entidad que ha venido subiendo la tasa de interés de referencia desde el mes de abril del año 2014, y se proyecta que, en la próxima Junta Directiva, se prevea un aumento de la tasa.

Si se analiza datos temporales, la variación anual del IPC a marzo de 2016 en el país fue igual (7,98), la cifra más alta en la última década, junto con marzo de 2009 (6,14), marzo de 2008 (5,93) y marzo de 2007 (5,78). Para el primer trimestre del año, en la variación del IPC, el grupo de alimentos contribuyó con el 49% de la variación, seguido por el grupo de vivienda con el 20% y el grupo de educación con el 10%, confirmando de este modo un fenómeno inflacionario a causa de mayores niveles de precios en los alimentos, debido a la devaluación del peso colombiano, que por el canal de las importaciones se transmite a los precios en el mercado interno, y el fenómeno del niño, que según expertos se ampliará hasta el mes de mayo, y ha llevado a pérdida de cosechas, menor oferta y mayores precios. Esto lleva a pensar que la inflación actual es de naturaleza temporal.

Para el caso de Manizales, la variación mensual del IPC fue del 0,79, la variación trimestral del 3,67 y la variación anual del 8,73, ubicándose entre las ciudades con mayores incrementos en los niveles de precios en el país, junto con Pasto, Barranquilla, Bogotá, Neiva, Sincelejo y Popayán. En la ciudad se muestra que dentro del tercer trimestre los grupos de bienes y servicios con los mayores incrementos en los precios han sido alimentos, salud y educación, y específicamente en los grupos de población de ingresos bajos y medios, ratificando como el fenómeno inflacionario actual golpea de manera más fuerte a un amplio espectro de la población.

La coyuntura económica actual del país representa una difícil situación macroeconómica que los responsables de la política económica deberán saber coordinar, tanto desde la parte fiscal como la monetaria. Por reglamento constitucional, al Banco de la República se le obliga tomar medidas para evitar la pérdida del poder adquisitivo del peso, y seguramente se prevé un aumento ulterior de la tasa de interés de referencia; sin embargo, su continuo aumento puede llevar en el mediano plazo a desmotivar la inversión y el consumo privado y acelerar una desaceleración en la economía nacional, en un contexto internacional poco alentador.

Es preciso que el gobierno nacional lleve a cabo medidas contracíclicas lo antes posible, las cuales, según el contexto de poca maniobrabilidad fiscal, deben ser enfocadas sobre el comercio exterior (donde permitan aprovechar una tasa de cambio favorable para las exportaciones), que la política económica del país se dirija al control regulado de importaciones y a la promoción de las exportaciones tradicionales y aquellas con mayor valor agregado.

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